6 de diciembre de 2010

Saltando

      
      Miedo. Miedo es lo que podemos sentir cuando nos enfrentamos a la vida despues de una ruptura tras una larga relación, o cuando aquellos dulces momentos que tuvimos con esa persona no volverán. Entonces podremos escoger dos vías: podemos decidir enfrentarnos a ello y recuperar nuestra vida o tratar de vivir de la manera más parecida posible a lo que habíamos tenido.
      Podríamos ir saltando de hombre en hombre, volcándonos en cada relación esperando que esos gestos afectuosos o caricias nos salven de enfrentarnos a nuestros problemas. Una larga noche con esa persona, o simplemente sexo con ella nos podría bastar para sentirnos queridos durante un tiempo. Pero esto no dura siempre, y cuando estemos solos nos encontraremos de nuevo con nuestra soledad. Recordaremos los amargos momentos y nos desviviremos más en esa otra persona que hemos conocido. Quizás esa persona sólo buscaba sexo, sólo amistad o quizás conocerte a secas. Este es un tren que nos permitirá sentirnos bien, no cabe duda, pero es un tren con parada final, nos ayudará durante un tiempo pero el dolor continuará .Pero tu quizás no lo veas con esos ojos, lo verás como la oportunidad de recuperar ese ansiada dicha perdida. ¿No son todos estos vaivenes perjudiciales, o al menos agotadores? Acabaríamos agotados. ¿Quizás sería mejor detenernos? ¿Lamer nuestras heridas, reconstruirnos por dentro, encontrar un apoyo propio donde refugiarnos hasta que estemos listos para volver con nuestra vida? 
      ¿No es preferible dejar de lado esos parches que sólo nos permitirán ocultar nuestro dolor a nosotros mismos durante un tiempo y entonces embarcarnos en futuras relaciones que nos sirvan para algo más que poner parches a nuestra soledad?

28 de mayo de 2010

"El maestro de esgrima"


             Estaba leyendo "El maestro de esgrima" del Arturo Pérez Reverte, cuando tropecé con un interesantísimo diálogo entre don Jaime y Romero queriendo compartirlo aquí de forma redactada, por supuesto con algunos ingredientes de cosecha propia.
             El amor. El amor. Es lo único que puede hacernos felices y, paradójicamente, es lo que nos condena a los peores tormentos. Quizás pudiéramos pensar que amar equivale a esclavitud, pero también es cierto que sólo es esclavo aquel que espera algo de los demás. El amor llegua, pero no es algo que se pueda ir a buscar ni que se puede esperar, cuando llegua llegua. Tal vez sea ése el error. Quién no necesita nada de nadie, permanece libre. Pero en mi opinión un mundo en que nadie esperase nada de nadie ¿no sería un infierno?. Todos necesitamos amar y ser amados, quizás algunos disimulen mejor que otros, pero cualquier persona comparte la misma necesidad de dormir junto a alguien, envejecer con esa persona o tal vez cualquier otra forma de recibir y dar amor como podría ser el sexo, por libre que sea es una pequeña forma de amor. Pero, ¿sabes qué es lo peor? Lo peor es la ausencia de esperanza, tener la ilusión muerta. Así que, a los corazones rotos:nadie obliga al ratón a ir en busca del queso pero personalmente soy de los que se levanta, se sacude el polvo y vuelve al ruedo.